martes, 15 de febrero de 2011

La Música en el Clasicismo

Si buscáramos un sinónimo para Clasicismo ese sería Mozart. Es el compositor clásico por excelencia tanto por la cantidad de obras compuestas como por su calidad, llevando este estilo a su cumbre. Fue un niño prodigio que a los tres años ya componía sinfonías y obras de cámara. Tuvo una vida tumultuosa, alimentada posteriormente por su propia leyenda, aunque muchos de los datos que se conocen de él proceden de fuentes dudosas. Dejando de lado su vida, nos quedamos con su magnífica obra con múltiples ejemplos de su talento.

En aquella época era típico escribir óperas sólo en italiano, pero Mozart quería llevar la ópera al pueblo, no sólo a la nobleza, así que escribió La Flauta Mágica y lo hizo en alemán, su lengua materna. Además cambió el espíritu de este tipo de obra puesto que mezcló la ópera italiana que estaba tan de moda, con el Singspiel, una pieza típicamente alemana de teatro cómico cantado. Podemos escuchar ahora uno de los duos más famosos: el de Pappageno y Pappagena.



En la película Amadeus (1984) de Milos Forman podemos comprobar la genialidad de un joven Mozart que desplazó a Salieri, compositor de la corte de José II de Habsburgo. Se ha escrito mucho sobre la rivalidad entre Salieri y Mozart, incluso llegando a acusar al primero de la muerte del segundo. Se tienen pocos datos fiables y es una anécdota más de su leyenda, pero como vemos en este fragmento, Mozart tenía una memoria musical prodigiosa y era capaz de memorizar casi cualquier pieza con sólo escucharla un poco. Posiblemente tenía oído absoluto, es decir, que puede determinar qué sonido es de forma aislada y no en relación con otros sonidos como en el caso del oído relativo que tenemos la mayoría de las personas. Recordad, de todas formas, que esto es una película y es una recreación de lo que pudo pasar.



Sería muy complicado y extenso abarcar toda la obra de Mozart, por ello, he elegido estos vídeos que pueden ser representativos de su obra. Esta pieza es una de las más conocidas y se ha utilizado en numerosos anuncios, películas y vídeos. La Pequeña Serenata Nocturna es una obra de cámara que demuestra la perfección armónica del clasicismo donde predomina la estructura y el equilibrio frente al sentimiento.
En este caso se ha utilizado para acompañar un viaje por el espacio en una serie de vídeos que pretenden promocionar la Ciencia entre los jóvenes. Escucharemos el 4º Movimiento de esta Serenata que tiene forma de rondó.



Otra de las obras cumbre de Mozart es su Requiem o misa de difuntos. Fue su última obra y quedo inconclusa. También se ha escrito mucho sobre quién le encargó la obra, un caballero misterioso, quizá su propio padre ya fallecido, quizá Salieri por venganza. Mozart, ya enfermo y sin dinero, agotó sus energías componiendo esta obra, llegando a pensar que la componía para su propio funeral.



Quizá la escena cumbre de la película Amadeus sea la que podemos ver a continuación. En ningún momento Salieri contribuyó a componer el Requiem, pero la escena está cargada del dramatismo que transfiere la música y es un ejemplo estético del sacrificio que debió de hacer Mozart para componer su última obra. Agotado, enfermo, sin dinero ni para comer, supone la lucha agónica entre el genio y el ser humano.



Otro de los grandes genios del Clasicismo es Rossini. Compositor, cocinero (sus canelones son mundialmente conocidos) y un poco vividor, compuso para divertirse y cuando dejó de hacerlo se dedicó a la cocina. Sus óperas bufas (cómicas) son realmente divertidas, llenas de historias de enredo, pero cuando quería ponerse serio y componer música religiosa, por ejemplo, era capaz de escribir bellas melodías. Pondremos como ejemplos dos vídeos. El primero de su ópera más conocida El Barbero de Sevilla , y una de sus arias más famosas Largo al Factotum



Rossini comenzó componiendo en su propio estilo del Clasicismo, fuera de convencionalismos de la época. Poco a poco fue transformando sus obras en más románticas, hasta que compuso su última ópera -Guillermo Tell-. Tuvo tanto miedo a que el público rechazara su obra porque se desviaba de todo lo anterior (es una ópera plenamente del Romanticismo) que decidió retirarse y dedicarse a su otro gran placer: la cocina. Durante muchos años estuvo sin componer absolutamente nada. Sin embargo, en su vejez, volvió a componer de una forma divertida, para sus amigos y conocidos, en veladas donde se tocaba el piano y se cantaban sus melodías alegres y jocosas. Un ejemplo de sus pecados de vejez, como el los llamó es este divertídisimo duo de gatos, donde parodia la forma de cantar de algunas sopranos de aquella época, que parecían dos gatas maullando. En este caso, me ha parecido más divertida esta versión que cantan dos niños.